Un Banco es una entidad que se dedica a trabajar con el dinero: lo reciben y lo prestan al público obteniendo una ganancia por las operaciones realizadas.
Aunque en la actualidad la Ley General de Bancos no permite la existencia de diferentes tipos de estas entidades, no siempre fue así en Chile.
Desde las modificaciones legales generadas a raíz de la crisis del año 1982, la Ley General de Bancos no establece diferencias y determina que los negocios de los bancos son de carácter general y su apertura y funcionamiento es fiscalizado por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras (SBIF).
Sin embarrgo es posible clasificar a los bancos de diferentes maneras y en este artículo entregamos algunas de las más utilizadas.
Una clasificación habitual es la que se hace de acuerdo a la propiedad del banco; allí es posible encontrar:
Bancos Públicos: son los bancos cuyo capital es aportado por el Estado del país; en el caso chileno se trata del «BancoEstado».
Bancos Privados: son los bancos cuyo capital es aportado por accionistas particulares y en el caso de nuestro país corresponde a todas las restantes instituciones del sistema bancario.
Bancos Mixtos: son los bancos cuyo capital es aportado tanto por privados y por el sector público y se mantiene así por el tiempo.
Otra clasificación utilizada es la que separa los bancos por su origen, entre nacionales y extranjeros aunque el tipo de actividades que realicen sea similar.
Por último, está la clasificación tiene que ver con el tipo de operaciones que realizan. En Chile se puede ver como varios de los grandes bancos realizan algunas de estas actividades. En este caso, se pueden distinguir los siguientes:
Banco Central o Emisor: siempre es un solo banco en el país y está encargado de emitir los billetes y monedas que están en circulación.
Bancos Comerciales: son los más habituales y se caracterizan por ofrecer todas las operaciones que requieren los clientes de un banco, tales como captar depósitos, prestar dinero, mantener cuentas corrientes, financiar operaciones de diferente tipo dentro y fuera del país, entre otras.
Bancos de Empresas: su foco de atención son las corporaciones de diversos tamaños y por ello no tienen clientes personales, ya que sólo cuentan con productos orientados a las operaciones comerciales de grandes clientes.
Bancos de Consumo o Retail: se denomina de esta manera a los bancos que se enfocan sólo a las personas y por ello los productos que ofrecen están referidos a cuentas corrientes, tarjetas de crédito y créditos de consumo. Normalmente se destacan por el gran número de sucursales, muchas de ellas cercanas o ubicadas en centros comerciales.
Bancos de Tesorería: se dedican a grandes operaciones entre corporaciones o incluso entre bancos, por lo que no requieren de gran capacidad o sucursales instaladas.
Bancos Hipotecarios: son aquellos que se encargan de atender las necesidades de financiamiento que tienen los clientes que desean adquirir viviendas nuevas o usadas o también, para obtener créditos dejando como garantía, una vivienda de su propiedad.
Bancos de Inversión: son los bancos que actúan como asesores de clientes de todo tipo, que están interesados en ese tipo de operaciones tanto en el país como fuera de él. Una de sus operaciones más habituales es la compra de acciones para luego hacer la colocación de éstas entre sus clientes.
Cajas de Ahorro: son entidades sin fines de lucro y con marcado carácter social, orientadas a apoyar el ahorro generalmente de personas con bajos montos de operación.
Oficinas de Representación: son las encargadas de desarrollar y llevar en el país, los negocios que genera un banco existente en el extranjero pero que no está presente a nivel nacional. Debido a esta característica, sólo puede realizar las operaciones que la ley le permita.
Finalmente se debe indicar que de acuerdo al artículo 39 de la Ley General de Bancos, sólo las entidades autorizadas por la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras podrán usar la palabra «banco» en su nombre.